Hoy recorde una margarita, hoy recorde que lo quiero y que nunca he podido decirlo cuando está a mi lado. Volví a encontrarlo en ese lugar distante y agradecí las palabras.
Durante algunos días pensé que había cometido un error, que había derramado el té sobre el mantel y que por la fuerza de los últimos acontecimientos lo mejor sería no acercarme en un tiempo a este "mini" espacio virtual. Sin embargo, las casualidades tocan a la puerta y me avisan que debo seguir. Aún así quiero disculparme -anticipadamente- por si llego a caer en el lastimero tono del diario íntimo, en el incómodo lugar de las confesiones o en el poco justificable estílo "yoista" que todos saben, me incomoda.
Esta entrada no será más que un agradecimiento por las palabras, las sonrisas y las flores. Es un atento beso a todos mis amigos que cabalísticamente llevan un mismo nombre y que me han regalado años maravillosos. A quien me enseñó cómo se escribe una carta a los reyes y a quien comparte conmigo sonidos y lecturas. Un abrazo a la mascota y a su dueño. Y finalmente un homenaje póstumo al mecenas que me ayudo desinteresadamente para tener un año más de esta -ya no tan nueva- vida.