07 abril 2011

Yo también uso lentes.

I- BCN

Conocía las calles y los crepúsculos, sabía de memoria nombres y lugares. Los había visto en guías, documentales y en miles de letras impresas y encuadernadas. Tenía un millón de datos en mi cabeza la primera vez que me paré ahí. Sin embargo, lo primero que recordé fue aquella lejana tarde en la que hablamos sobre la belleza de las formas y colores que adornaban la fachada de la  Casa Batló. Esa tarde, el detective, me preguntó con un gracioso tono ¿Qué sentiría el que vivía en la casa de al lado? y luego añadió "¡qué envidia, no quisiera ser ese sujeto!"... Ese recuerdo, por supuesto, provocó un giro en  mi mirada y mis ojos se posaron lentamente en la casa del al lado. La encontré hermosa, sencilla, colorida y simpática. Me sentí especial por ver algo que los demás no miraban, por apreciar también los pequeños detalles que a la gente no le interesaban, me sentí llena de una extraña y mínima sabiduría. Así fue como empezó uno de mis más bonitos viajes, uno entre algunos, y ese en concreto.



II- DIÁSPORA

Estoy segura de no equivocarme al afirmar que de alguna manera todos nos hemos ido, todos nosotros hemos partido y con todos está la experiencia de la lejanía. El éxodo que se mencionaba en la biblia o en la tragedias clásicas se ha vuelto una forma de realidad y una manera de construir ahora nuestras vidas. Algunos estamos lejos y algunos siguen estando sin estar, algunos salieron a pasear hace años por las pobladas páginas literarias, otros en medio de cantos rítmicos y exóticos, entre luces o entre la frialdad de las calles bogotanas, otros-algunos-aquellos se quedaron pero también se fueron... Finalmente sé que todos nos hemos marchado.

Yo me fui hace tiempo, pero a veces me sigo sintiendo ahí, en el mismo lugar, con los pies pesados como cubos de cemento. Anclada a esto o aquello. Yo me fui acompañaba por la partida lenta pero conjunta. Yo me fui, pero sigo estando. Lo sé cuando paso mis ojos por aquellas palabras que demuestran lo cerca que estamos, lo mucho que nos conocemos, lo clara que es su idea sobre mí. Ha pasado tiempo, lo sé, y sigo estando ahí, impávida, ligera. Me sigo quedando.





III- MCE

En Madrid hay una casa que nadie ve. En Madrid hay escondido otro sueño que se vuelve realidad. El arte, la belleza, la inocencia, la admiración y la ciencia se materializan en aquel lugar. Pase usted y visítelo. Ya sé que conoce Madrid de punta a punta, el problema es que ha dejado ir los lugares, no ha mirado bien. Está ahí, justo al frente. Levante un poco la vista, camine más despacio, tome aire. Ahí ha estado siempre la Calle de Romanomes 14, sí ahí, es la calle que desemboca en la Plaza Tirso de Molina.

Ahora comprende porque no siempre hay que mirar al frente. Lo siento por usted, se le escapan los detalles, en los fragmentos se le escapa la vida. ¿Qué sentirá el vecino de al lado?... no llore, no se aflija, podrá visitarla en su próximo viaje. Pero por favor, sea más cuidadoso. Intente descubrir todas las cosas diminutas que ha dejado escapar. Acumule. Rememore. Y por esta vez, trate de no dejarme ir, porque yo soy su pequeña metamorfosis. 








IV- BIRLÍ

Silencio en la sala.  
Nos ha llegado correo. +
Le avisan que estarán acompañándola. Le recuerdan su fortaleza.
Silencio. El detective se ha convertido en Sheriff. Fuma su puro en la parte trasera del salón. 6
No se preocupe, él está listo para disparar. Él le recuerda ahora a Clint Eastwood.
Silva una canción, la que habla de un viaje.  Sigue ahí, la escucha, la toma de la mano.¯
Usted es valiente, siempre sale adelante, siempre continúa.
Respira. Canta. Recuerda.
Usted es así en la memoria de él.
Es su historia.
La página en blanco que sí tiene nombre.
El espacio que siempre le dirá todo.
Birlí