A Mr. Spock no le gustan las fotografías, pero quizás eso se deba más al disgusto de ser fotografiado que al placer mismo del ejercicio visual. Esta entrada es un regalo para Mr. Spock, porque seguro desconoce a Rodney Smith y para aquellos ojos que en las múltiples distancias tratan de entender cómo marchan mis días.
El señor Smith estudió literatura inglesa y teología en Virginia y Yale, siendo este último, el lugar en el que se enamoraría de la fotografía. Es un apasionado del arte, de la música y de la perfección. Obsesivo y de carácter melancólico -aunque siempre optimista-, intenta transmitir serenidad y pasión por el mundo. Sus trabajos tienden a tener un aire a Magritte -cosa que me encanta- y una elegancia y sofisticación difícil de explicar, pero al mismo tiempo un ingenio y una poética fotográfica que es fácilmente admirable.
Extrañamente obsesionado con los sombreros, siempre ha sido reticente a la moda, aunque su padre fuera un magnate de esta industria. Conservador en su trabajo y con una envidiable claridad sobre su obra, sigue la huella de grandes como Dorothea Lange, Robert Doisneau y el mítico Henri Cartier-Bresson. Trabaja fundamentalmente en blanco y negro, y rara vez hace tomas con luz artificial.
Es un hombre sereno y claro. Es un hombre que fácilmente se deja sentir a través de las imágenes, el tipo de fotógrafo que siempre sacará un conejo del sombrero para sorprenderte. Es un fotógrafo de frases profundas y de gustos delicados. Es Rodney Smith, el hombre que me disgusta que etiqueten de surrealista. Es simplemente otros ojos que nos dejan ver, otros que acarician nuestros recuerdos. Es el Señor Smith para Mr. Spock y para usted que lo descubre en esas lejanas tierras.